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viernes, 15 de marzo de 2013


Actualmente, el Estado salvadoreño ofrece educación pública gratuita desde parvulario hasta secundaria. La educación parvularia abarca tres cursos, de los 4 a los 6 años de edad, y los alumnos asisten a cuatro horas y media de clase al día. La educación básica es obligatoria para los niños y niñas de 7 a 15 años de edad, comprende nueve cursos divididos en tres ciclos de tres años cada uno y en la gran mayoría de escuelas los alumnos estudian cinco horas al día. La educación media (o secundaria) pública se imparte en los Institutos Nacionales y puede cursarse en dos modalidades: el bachillerato general, que cuenta con 40 horas de clase semanales y tiene una duración de dos años; o el técnico vocacional, con 44 horas de clase semanales y tres años de duración.

La educación parvularia es gratuita y no tiene carácter obligatorio. Este nivel fue incorporado a la educación básica en la Constitución de 1983. Comprende tres años de duración y atiende a niños de cuatro a seis años de edad. Tiene por objetivo ejercitar el aparato psico-motor, el lenguaje, realizar actividades
manuales y lúdicas y prepararlos para la continuación en el sistema educativo
básico y en la vida en general.

Este nivel no está dividido por grados sino en 3 grupos de acuerdo a la edad (de 4 a 6 años). Según las apreciaciones de la Fundación Salvadoreña para el
Desarrollo Económico y Social (FUSADES),

la educación parvularia adquiere importancia ya que la asistencia de los niños podría incidir a disminuir la repetición que se presenta en el primer nivel de educación básica.


A pesar de esta apreciación, la cobertura sigue estando por debajo de los
requisitos elementales; los contados jardines de niños están concentrados más que nada en ciudades y poblados grandes. La asistencia es baja. Se
calcula que en el periodo 1981-84 sólo el 5% de la población infantil visitó estos centros.
La mala distribución de los jardines de infantes acentúa la exclusión. Tomando en cuenta los datos que proporciona FUSADES hasta 1989 habían 887 escuelas de infantes, de las que 692 (78%) se localizan en la zona urbana y sólo 195 (22%) en las áreas rurales. De este total 539 centros pertenecen al sector público (16 están cerrados) y 348 al privado. Hay que tomar en cuenta que en muchos cantones las escuelas están retiradas y la falta de calles asfaltadas y de transporte significa hacer un largo viaje a pie. Por eso los niños procedentes de familias pobres no tienen acceso a la escuela.


Un problema común que se presenta es que no todos los centros de párvulos
llegan a tres grupos por lo que los maestros se ven obligados a trabajar con niños de distintas clases en el mismo horario y no están en la capacidad de atención diferenciada de acuerdo a la edad. Los maestros casi no reciben formación profesional ni cursos de actualización y siguen utilizando métodos para su estimulación poco didácticos como son castigos y golpes como forma de solucionar la desobediencia en el aula y retener de esta forma su atención.
Las mujeres padecen las consecuencias ya que muchos puestos de trabajo no
cuentan con guarderías donde dejar a los hijos y se ven impedidas a integrarse al mundo laboral, por lo que en el sector informal es muy común ver mujeres acompañadas de sus hijos pequeños (en los puestos del mercado, en el trabajo domestico, etc.) los que a veces, a esa edad, tienen una responsabilidad en el ingreso familiar.
La pobreza afecta la calidad del aprendizaje y para favorecer a los niños el
gobierno y la UNICEF han echado a andar proyectos como el de "Galletas
nutricionalmente mejorada" que consiste en brindarles alimento en el horario
escolar.


Otro más puesto en práctica es el propuesto por el gobierno y el Banco Mundial, con el que se pretende ampliar los servicios educativos parvularios y del primer ciclo.

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